Tuesday, November 13, 2012

El Despertar Ecuatoriano

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Post escrito por Juan José Astudillo y publicado en una nota en Facebook. Reproducido con su autorización (@jjastudil)


El sueño americano es un término que comúnmente está asociado con la prosperidad individual (cualitativa o cuantitativa) y la igualdad de oportunidades en libertad. Conseguir el sueño americano implica migrar de tu país de origen a países desarrollados (no exclusivamente a los EE.UU.) en donde las condiciones para prosperar son más favorables que las que existen actualmente en tu entorno. Muchos logran alcanzarlo después de muchos años de sacrificios personales, otros desafortunadamente mueren en el intento. Es una realidad que se mantiene aún en momentos donde los países desarrollados atraviesan un período de recesión económica.

Actualmente, la SECOM pretende vender el revolucionario concepto del “Sueño Ecuatoriano” a través de otro spot publicitario (http://youtu.be/ZGDicJYxX1s), que es categóricamente rebatido por este artículo (http://miramelindohd.wordpress.com/2012/11/11/el-sueno-ecuatoriano/), punto por punto. Yo quisiera ir un poco más allá de este spot y analizar lo de fondo: la injusta satanización de la prosperidad individual.

Sistemáticamente se ha ido enraizando en el inconsciente colectivo a través de la publicidad oficial que la prosperidad económica individual producto de la iniciativa privada es mezquina y opresora, con una peculiar fijación hacia los banqueros. En realidad, el gobierno comete un craso error en satanizar a la profesión bancaria en general, ya que es uno de los principales motores del desarrollo productivo. Que algunos banqueros cometieron criminales excesos aupados por funcionarios responsables de la política económica durante la crisis de 1999 es innegable, pero pregúntate si, obviando páginas como esta (http://bancodenuncias.com) o propuestas disparatadas como esta (http://www.concursoferiadobancario.com/), el gobierno recientemente ha avanzado en los procesos legales contra varios de los banqueros responsables del Feriado Bancario, o en su defecto, ha iniciado algún proceso legal contra algún funcionario público responsable del manejo económico de esa época antes de que comience la contienda electoral. Pregúntate además si la gestión de la banca estatal ha sido tan transparente, socialmente responsable y equitativa como se exige con la privada.

La décima reforma tributaria que actualmente navega en la Asamblea deja sentado un peligroso precedente: si el día de hoy se busca ‘socializar’ la ‘excesiva’ ganancia bancaria (paradójicamente fomentada por el gobierno actual), mañana aparecerá algún asambleísta o representante del Ejecutivo por tu sector a condenarlo porque ‘ha ganado mucho’ (sin criterio técnico, por supuesto) y procederá a impulsar una nueva ‘socialización’ de las utilidades generadas. Además, el proyecto deja la puerta abierta para que el gobierno, a través de las entidades que estén bajo su control (SRI y/o Superintendencias), haga y deshaga en cuestiones exclusivas al desarrollo del negocio: fijar sueldos, regular precios, fijar cuotas de producción, etc. como si fuera accionista o gerente general.

Estas reformas son producto de un Estado que se ha engordado tanto durante los últimos 6 años, que el Gobierno se ve obligado periódicamente a crear nuevas formas de sostenerlo; por tanto, que no sorprenda a nadie que a futuro se anuncie la creación de nuevos paquetes tributarios disfrazados de ‘socialización de la riqueza’ cuyo único objetivo será asegurar liquidez de donde sea, como sea y de quien sea (entiéndase, el ciudadano de a pie: tú y yo). Ante la falta de incentivos a la gestión privada por este castigo a la prosperidad económica, la prosperidad colectiva se mermará a tal punto que efectivamente llegaremos a vivir equitativamente, pero en una media de ingresos paupérrima.

Por otro lado, un gobierno no debe vanagloriarse en haber aumentado el monto de un bono asistencialista a un mayor número de beneficiarios en extrema pobreza, porque está reconociendo tácitamente que sus políticas económicas han sido un fracaso para generar bienestar medible y cuantificable. ¿Por qué es difícil medir el verdadero impacto del BDH en el desarrollo de sus beneficiarios bajo criterios menos etéreos que el sumak kawsay? Creo que es porque el asistencialismo no ha sido focalizado, o en su defecto rediseñado para ofrecer un mejor acceso a la educación, salud, o a la concesión de microcréditos que impulsen la creación de PYMES. El objetivo a alcanzar es reducir el número de beneficiarios en extrema pobreza porque efectivamente han salido de la línea de la extrema pobreza. Estos argumentos me llevan a concluir que el BDH también se usa como perversa herramienta para cautivar el voto, con miras a las próximas elecciones; práctica que no ha sido exclusiva de este gobierno.

Finalmente, pretender convencer masivamente que el sueño ecuatoriano se construye día a día con afiliaciones al IESS, apoyos a la iniciativa ITT, la burocratización de la educación, las ‘lindas carreteras’ y el flujo de jubilados americanos a Cuenca es un insulto descarado a nuestra inteligencia. Lo que se ha estado exigiendo durante más de 30 años es un entorno favorable para vivir seguros, trabajar en paz y prosperar en libertad, algo que el gobierno actual –con tiempo y recursos disponibles históricos- ha quedado debiendo. Es vital para el verdadero desarrollo que este enunciado general se traduzca en políticas claras y una institucionalidad fortalecida y autónoma, cuyo objetivo sea la promoción de la iniciativa individual como forma de desarrollo, sin intromisiones ni imposiciones de un ente burocrático que hoy en día asume equivocadamente el rol de controlador de nuestros destinos, con una constitución híper-garantista como biblia.

Un tercero que decide unilateralmente qué es lo mejor para terceros convierten a la ‘consciencia social’ y  el ‘bien común’ en auspiciadores de la mediocridad colectiva a costa del éxito de unos pocos que en buena lid lograron progresar. No es justo ni equitativo.

El Estado debe abandonar el rol de inquisidor y controlador de los destinos del individuo, y asumir el rol de facilitador y regulador del mismo. El bien colectivo se basa en el respeto y ejercicio de las libertades individuales, por tanto es difícil concebir y aceptar que nuestras legítimas aspiraciones de prosperidad económica sean juzgadas e impuestas por el Gobierno de turno.

El ‘sueño ecuatoriano’ que promociona la SECOM es el sueño que el Gobierno quiere que tú tengas. El despertar de este ‘sueño’ consiste entonces en rechazar el discurso oficialista cargado de odios, revanchas y complejos. En Febrero del 2013 debe haber un despertar. Es obligatorio hacer un análisis equilibrado de lo que ofrece cada uno de los candidatos actuales, su ideología, el equipo de trabajo que los acompaña, y en dónde encajan estos elementos en nuestros planes de vida. Debatamos ideas/argumentos, y abramos los espacios de diálogo entre nosotros por cualquier vía.

No permitas que cualquier Gobierno construya un mejor futuro para tí, tus hijos, y para muchos compatriotas que lamentablemente se vieron forzados a contribuir con el desarrollo de países que los valoraron como se lo merecían. Exígele las herramientas para que tú puedas hacerlo.

Febrero del 2013 está cerca, tómatelo muy en serio.

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