Traducción: Economía en Jeep
Esa
gran vaca sagrada -el control de alquileres- es un caso de estudio de libro de texto de economía sobre estupidez económica. Los economistas que se han aventurado en el llamado mundo real a
menudo citan a Alan Blinder de Princeton, quien ha formulado lo que él llama
"la Ley de Murphy de la política económica": "Los economistas tienen
menor influencia sobre política económica en lo que más sabe y está de acuerdo la mayoría de ellos, pero tienen mayor influencia sobre política económica en lo que saben menos y están más en desacuerdo". Es imprudente y cínico, pero es la verdad.
Consideremos,
por un lado, las cuestiones realmente difíciles -a falta de argumentos
plausibles en ambos lados, donde nadie sabe realmente cómo medir las
ventajas y desventajas. ¿Se debería dividir Microsoft? y, en caso afirmativo, ¿cómo? ¿Debería Gran Bretaña adoptar el euro? Preguntemos a los economistas! Y esos economistas que están dispuestos a expresar opiniones fuertes sobre
cuestiones inherentemente ambiguas llaman rápidamente la atención.
Por
otro lado, consideremos un artículo que apareció en el diario The New York Times ayer, "En San Francisco, los inquilinos están suplicantes." Fue
una pieza interesante, con historias de aspirantes a inquilinos que pasan
meses andando por las veredas, de decenas de desesperados solicitantes por ocupar un apartamento recientemente vacante, tratando de impresionar al propietario con sus credenciales. Y sin embargo, había algo fundamental que faltaba -en concreto, tres palabras que yo sabía que tenían que ser parte de la historia.
No
es que tenga algún conocimiento especial sobre el mercado de vivienda de
San Francisco -de hecho, antes de ayer por la mañana yo no sabía
nada al respecto. Pero fue inmediatamente obvio a partir de la historia lo que estaba pasando. Para
un economista, o para el caso de un estudiante de primer año que ha
tomado Economía 101, todo lo relacionado con esa historia evidenció
esas tres palabras -que son, por supuesto el "control de alquileres".
Después
de todo, el tipo de comportamiento descrito en el artículo -exigir que los futuros inquilinos suministren CVs e informes de
crédito, que se vistan muy bien y actúen entusiastas- no sucede en los
mercados de vivienda sin controles. Los propietarios no quieren servilismo -prefieren tener el dinero. En
los mercados sin controles, quién consigue un apartamento es una cuestión de quién es capaz y está dispuesto a
pagar más. Y
por eso no tenía dudas acerca de lo que iba a encontrar después de un
poco de investigar -que San Francisco es una ciudad donde el
boom inmobiliario alimentado por la tecnología ha chocado con una
draconiana ley de control de alquileres.
El
análisis de control de alquileres es uno de los temas mejor entendidos
en toda la economía, y -entre los economistas- uno de
los menos controversiales. En
1992, una encuesta de la American Economic Association encontró que 93 por
ciento de sus miembros están de acuerdo en que "un tope a las rentas reduce la
calidad y cantidad de la vivienda". Casi todos los libros de texto de
primer año de economía contienen un caso de estudio sobre el control de
alquileres, usando su conocido resultado adverso para ilustrar los principios de la oferta y la demanda.
¿Altísimos
alquileres de apartamentos no controlados, ya que los inquilinos
desesperados no tienen a dónde ir -y la ausencia de construcción de
vivienda nueva, a pesar de los altos alquileres, porque los propietarios
temen que los controles se ampliarán? Predecible. ¿Relaciones poco placenteras entre inquilinos y propietarios, con una carrera armamentista de estrategias cada vez más ingeniosas para obligar a
los inquilinos a irse -lo que el artículo de ayer curiosamente
describía como "historias de horror del libre mercado"- y regulaciones
constantemente diseñadas para bloquear la proliferación de esas
estrategias? Predecible.
Y
en cuanto a que la forma de control arriendos hace que la gente se enfrente unos
contra otros -el director ejecutivo de Estabilización de Alquileres y Arbitraje de
San Francisco ha remarcado que "no parece haber nadie en
esta ciudad que pueda confiar en alguien más, incluyendo su
propios abuelos"- es previsible, también.
Nada de esto dice que el fin del control de alquileres es una decisión fácil. Sin embargo, es seguro que vale la pena saber que las patologías del mercado de la
vivienda de San Francisco son perfectamente ilustradas en los libros de texto,
que son exactamente lo que el análisis de la oferta y la demanda predice.
Pero la gente, literalmente, no lo quiere saber. Hace
unos meses, cuando un oficial de San Francisco propuso un estudio de la
crisis de la vivienda de la ciudad, hubo una oposición vigorosa
de los grupos de defensa del inquilino. Argumentaron
que, incluso estudiar la situación era un paso en el camino para
acabar con el control de alquileres -y que bien podría haber estado en
lo cierto, ya que el estudio podría haber dado lugar a un
reconocimiento de lo obvio.
Así
que ya saben por qué los economistas no sirven para nada: cuando
realmente entienden algo, la gente no quiere oír hablar de eso.
Originalmente publicado en el New York Times en 6.7.00
Pueden leer el artículo orginal aquí.
Thursday, February 28, 2013
"Esa gran vaca sagrada: El control de alquileres" - Por: Paul Krugman
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Hay dos temas adicionales: i) las ciudades con mayor productividad justifican ser mas caras y proveer mayor diversidad y sofisticacion de servicios a sus habitantes e.g. Miami (centro turistico) versus NYC (centro financiero mundial); ii) Ecuador es un pais relativamente urbano x lo existen ciudades grandes (Quito y Guayaquil), medianas (Machala, Cuenca, Manta, etc) y pequenias. El tener control de renta distorsiona el desarrollo de las ciudades medianas al poner un techo al costo de la vivienda en las ciudades grandes.
ReplyDeleteBuenas observaciones, Pepe.
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