Friday, December 23, 2016

Los tres problemas que aquejarán a la economía ecuatoriana en el 2017

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Este es el acostumbrado post de fin de año para evaluar económicamente este 2016 y las perspectivas para el 2017. Presento una perspectiva general de la economía y lo que, por sentido común, deberíamos esperar el próximo año y los años por venir.

A la economía ecuatoriana la aquejan tres problemas que la ubican en una encrucijada de difícil salida. Las conversaciones que he tenido con economistas profundamente conocedores del tema reflejan frustración por lo complicado que pinta el panorama macroeconómico y la imposibilidad de encontrar una salida que no implique medidas extremas, como una salida de la dolarización.  Estos tres problemas, que se presentan a continuación en orden de causalidad económica (de más ajenos a la influencia de la política económica del Ecuador hasta más afectados por ella), son:

  • Un problema de balanza comercial por la apreciación del dólar.
  • Un problema fiscal por la caída de los ingresos petroleros.
  • Un bajo nivel de actividad económica (por la alta incertidumbre y la falta de liquidez que la situación fiscal implica; y por la caída de las exportaciones por la apreciación del dólar). Además, el bajo nivel de actividad implica menores recaudaciones tributarias, reforzando el problema fiscal.

Apreciación del dólar
Con respecto al dólar, la moneda estadounidense se ha apreciado en el año y medio más reciente, y se ha apreciado aún más después de conocer los resultados de las elecciones de ese país, como se puede ver a continuación (un nivel más alto indica apreciación del dólar):


Los mercados de futuros anticipan que el valor del dólar se mantendría para el año 2017. Por consiguiente, con esta última apreciación, es probable que nuestros productos de exportación se vean afectados en su competitividad.

Situación fiscal
En cuanto al precio del petróleo, los mercados de futuros anticipan un precio del WTI alrededor de $55/barril. Dado un castigo promedio al precio de nuestro crudo de alrededor de $8/barril, deberíamos esperar recibir alrededor de $47/barril. Este valor es sustancialmente más alto que el contemplado en la proforma presupuestaria del 2016, que se extenderá hasta el 2017, y que fue de $35/barril. En realidad, el precio del barril de petróleo es un tanto irrelevante, dadas las preventas petroleras que hay que honrar, como mostraré a continuación para describir la estructura de ingresos y financiamiento del presupuesto general del estado (PGE).

Varios analistas han alertado sobre el excesivo endeudamiento del sector público, sobre todo la rapidez con la que el endeudamiento ha crecido durante este gobierno. La deuda pública pasa de $13,900 millones (27% del PIB) en 2007 a $37,200 millones (39% del PIB) en noviembre de 2016 (a esto hay que añadirle la emisión de bonos soberanos de inicios de diciembre por $750 millones).

Esta situación de endeudamiento se refleja en la composición de los ingresos del PGE, donde la deuda pública ocupa un lugar preponderante, llegando a representar el 31% de los ingresos hasta noviembre de este año, el nivel más alto del que se tenga registro con la nueva metodología de contabilización del PGE. (La información del PGE está cortada a noviembre de cada año para poder hacer las comparaciones.)


Como se puede apreciar, a la par que los ingresos petroleros (barras azules) representan cada vez una menor proporción de los ingresos, no sólo porque el precio del petróleo ha caído, sino también porque hay que honrar las preventas petroleras, la deuda pública (barras grises) ha venido significando una proporción cada vez más importante del presupuesto.

Como una nota aparte, es evidente ahora por qué el shock petrolero no ha afectado tanto a la economía en términos de desempleo, caída de la producción, y aumento de la pobreza como ocurrió en 2009. En aquella oportunidad, el endeudamiento del sector público sólo significó un 7% del PIB, por lo que no se pudo hacer suficiente para contrarrestar el shock. Esta vez el endeudamiento representa 14% del PIB, el doble que lo que se consiguió en 2009 (efectos del Código Orgánico Monetario, que le llaman, y que permitió obtener financiamiento del Banco Central, por ejemplo). Es de esperarse que el impacto del shock esta vez sea menor en intensidad, pero podría ser de más larga duración.

El asunto es que el shock de precios de petróleo de 2009 fue muy temporal. La caída de precios actual vino para quedarse. Y eso hace que el endeudamiento actual sea de preocupación. De hecho, el servicio de la deuda, incluyendo capital, intereses, y pago por preventas, está en 21% del presupuesto, el nivel más alto del que se tenga registro con la nueva forma de contabilización del PGE, como se muestra a continuación en las barras azules.


El gráfico muestra que, después del default de los bonos globales a finales de 2008, el servicio de la deuda (barras azules) era ínfimo en el presupuesto. Pero, a partir de 2009 el servicio de la deuda ha venido representando una proporción cada vez mayor del PGE. Como lo dije anteriormente, hoy ese servicio de la deuda representa un quinto del presupuesto. Para tener una referencia, Perú anticipa dedicar un 9% de su presupuesto a amortizar deuda en el 2017 (ver aquí página 106), mientras que Colombia anticipa dedicar un 24% de su prespuesto para amortización (ver aquí página 15). Nótese cómo el financiamiento por deuda y preventas (barras naranjas) hoy representan 36% de los ingresos en el presupuesto.

Lo que hay que destacar es la incertidumbre que rodea la situación fiscal del Ecuador. Muchos agentes privados están esperando una corrección que ponga los gastos al nivel de los nuevos ingresos. Eso implicará necesariamente una reducción en el gasto público o un aumento de impuestos, o ambos. Sin embargo, no se conoce con certeza cómo se realizará ese ajuste, que significará menores ingresos para el sector privado y una caída del empleo. Mientras eso no se dilucide, la incertidumbre seguirá restringiendo los gastos de consumo e inversión de hogares y empresas, perjudicando el empleo.

Volviendo a la frustración de los economistas para encontrar una salida a esta encrucijada en la que se encuentra la economía, algunos manifiestan que una devaluación de la moneda puede corregir tanto los desequilibrios externos (porque se puede exportar más) como fiscales (porque el petróleo aún se recibe en dólares y existiría señoreaje para pagar los gastos en moneda devaluada). Sin embargo, hay que tener en cuenta que dos tercios de la deuda pública es externa, lo que significa tener que dedicar cada vez más recursos en moneda devaluada a honrar los pagos en dólares. No veo tan simple el asunto.

De una forma relativamente completa, Gonzalo Orellana describe la "herencia económica del gobierno de Rafael Correa" en base a algo similar a lo descrito en este post. Recomiendo que lo lean.

Les deseo lo mejor para el 2017. Gracias por leer el blog este año. Que la situación económica mejore el próximo y que sepamos elegir un gobierno que nos lleve a mejores días de manera sostenida.

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