Tuesday, December 19, 2017

Patologías de la Universidad Ecuatoriana a Partir de la LOES

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En este post reflexiono sobre la situación de la universidad ecuatoriana en función de los efectos que ha tenido la aplicación de la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) y su reglamento, a partir de mi observación (subjetiva) reciente, con respecto a dos temas en particular: Primero, el número de profesores con Ph.D. en las universidades y, segundo, el número de publicaciones.

La LOES tiene como finalidad última lograr la excelencia de la universidad ecuatoriana. La ley propone distintos mecanismos para lograr este objetivo. En este post consideraré dos de los más relevantes y que han sido objeto de ponderación por parte de quienes supervisan el sistema y, en su momento, hasta del presidente de la república. Estos tienen que ver con el número de profesores con Ph.D. y el número de publicaciones. En general, la ley establece que los profesores titulares principales de las universidades deben tener Ph.D. También establece que para ascender en el escalafón universitario se debe tener publicaciones académicas.

Con respecto al requisito que los profesores tengan Ph.D. para ser titulares, les comento una experiencia similar que ya ocurrió en la universidad ecuatoriana en la década de los años 2000. En aquella oportunidad, se requirió que los profesores titulares de las universidades tuvieran un título de cuarto nivel. El más cercano era el de maestría. ¿Qué fue lo que ocurrió? Súbitamente hubo un mercado cautivo para que las universidades ecuatorianas ofrecieran maestrías a sus profesores. Estas maestrías usualmente eran de carácter ejecutivo, ya que los profesores y otros interesados tenían obligaciones laborales que atender. La calidad de estas maestrías no podía compararse con la calidad de las maestrías a tiempo completo en el exterior, tanto por la dedicación que requieren como por la calidad de los profesores y programas que se encuentra en otros países con más tradición académica que el Ecuador. Lo único que importaba en ese entonces, debido a la regulación universitaria, era cumplir con el requisito. Es en ese marco que, para quienes sacrificamos dos o más años en el exterior obteniendo nuestras maestrías por vocación a la academia, esto significaba una devaluación del título, así como una distorsión significativa a lo que se hubiera podido lograr en las universidades si estudiantes motivados hubieran podido estudiar maestrías de tiempo completo en el extranjero. El resultado fue que siempre existió una diferencia académica abismal entre aquellos profesores que estudiaron una maestría por vocación, generalmente en el extranjero, con respecto a quienes lo hicieron por cumplir un requisito, generalmente en programas nacionales de tiempo parcial. La universidad hubiera ganado más si se establecía mecanismos de becas o de incentivos para que sus profesores, nuevos o existentes, obtengan maestrías de tiempo completo en el exterior en lugar de obligatoriedades que desembocaron en distorsiones.

Una situación similar se vive hoy por la regulación que requiere profesores con Ph.D. en las universidades. En muchos casos, aunque no en todos (y enfatizo esto: no en todos), los profesores universitarios están haciendo doctorados de dedicación parcial tanto en el país como en países vecinos. No lo hacen por la vocación a la investigación o academia, sino por cumplir un requisito. En ese marco, no esperemos que los resultados sean distintos a lo que ya ocurrió en la década de los años 2000 y que describí en el párrafo anterior. Asímismo, aquellos profesores que hoy están haciendo investigación seria y que obtuvieron sus doctorados en universidades del Ecuador o de países vecinos, muy probablemente lo hubieran hecho por su buena calidad de investigadores, más allá de los requisitos que establece la LOES.

Actualización@pituca71 me hizo notar que el Reglamento sobre Títulos y Grados Académicos Obtenidos en Instituciones Extranjeras contempla una distinción con respecto a los títulos de Ph.D. obtenidos en modalidad de tiempo parcial que podrán ser reconocidos como "Título de Doctor o PhD válido para el ejercicio de la docencia, investigación y gestión en educación superior". Básicamente, se pone los requisitos de qué universidad lo otorga, la cual debe figurar en una lista de la Senescyt, y la duración del programa, entre otras cosas. Dos argumentos con respecto a este punto: Primero, el reglamento es del año 2016. Es decir, lo que indiqué que sucedería con títulos de Ph.D. de bajo prestigio en realidad estaba sucediendo y, cuando se dieron cuenta, añadieron restricciones a las regulaciones que indica la LOES. Segundo: Esto no cambia el hecho que muchos de los profesores que tendrán que obtener estos doctorados lo harán por obligación y no por vocación.

Con respecto al número de publicaciones para ascender en el escalafón de profesores, nótese que la ley no habla de calidad de publicaciones, más allá de que éstas estén en revistas "indexadas". Pero ocurre que en el conjunto de revistas "indexadas" existe una varianza muy grande que hace que el número de publicaciones se vuelva un indicador muy poco confiable de la calidad de la investigación realizada por el profesor. ¿Cuál es el potencial problema en este caso? El problema es que yo he sido testigo de profesores que realizan investigaciones que son enviadas a revistas "indexadas" que tienen dos falencias significativas. Primero, son revistas de tan poco prestigio académico que muy pocos investigadores  envían sus artículos, por lo que la cota de calidad es muy baja, y tienen que aceptar artículos que no serían aceptados en revistas reconocidas. Segundo, son revistas que cobran por publicar los artículos sin que pasen por el proceso usualmente exigente de revisión por pares, el cual toma un tiempo significativo entre el envío original del borrador y la publicación final después de haber realizado las revisiones. Yo he visto cómo profesores de universidades ecuatorianas han publicado en ambos tipos de revistas (de poquísimo prestigio académico y/o pagadas) y empiezan a contar sus publicaciones en sus currículums, así como la universidad también lo hace en sus registros.

Lo que muchos desconocen, dentro y fuera de la universidad, es que en academia cada ciencia tiene sus revistas "indexadas" muy bien reconocidas, incluso dentro de cada campo de una ciencia en particular. En Estados Unidos y Europa, e incluso en países como México, Chile, Perú, Colombia, y Argentina, los profesores de las universidades no están mirando si una revista existe en bases de datos como Scopus o Latinindex, o si son Q1, Q2, o Q4. Ellos y sus pares conocen las revistas que son relevantes en cada uno de los campos y a partir de las que la calidad de su investigación será juzgada. Muy pocas de estas revistas cobran por publicar un artículo. Las que lo hacen, lo hacen para pagar a los revisores pares (a los que generalmente no se les paga) y cubrir gastos administrativos. Más aún, yo reto a los profesores ecuatorianos que han publicado en esas revistas "indexadas" a que envíen sus artículos a conferencias internacionales que son reconocidas en cada campo para ver si son aceptados (desde mi punto de vista, ser aceptado en esas conferencias es condición suficiente para determinar la buena calidad de una investigación).

Estas dos situaciones que he descrito se convierten en patologías que está sufriendo la universidad ecuatoriana. Son distorsiones consecuencia de querer mejorar estas instituciones por ley, cuando existe un sinnúmero de mecanismos alternativos para lograr la excelencia que se persigue. Lo que es peor, algunos dentro del sistema o beneficiarios de canonjías del actual sistema utilizan las dos variables antes descritas (número de profesores con Ph.D. y publicaciones) como indicadores del éxito del sistema universitario, y se ofenden cuando alguien con sólo un poco de sentido común les muestra la fragilidad de los supuestos logros. Esto debe cambiar.

2 comments :

  1. muchos mercenarios educativos en las universidades

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  2. Muy de acuerdo contigo Manuel!! Me estoy iniciando en el mundo de la investigación porque es algo con lo que me gustaría contribuir con el Ecuador y la verdad, son muy ciertas tus palabras.

    He notado cómo autoridades en ciertas universidades del país no tienen un perfil académico coherente con lo que hacen o invesgigan Por poner un ejemplo, empiezan con una licenciatura en economía, pasan a una maestría en gestión de proyectos y terminan con un doctorado en educación, resultado? Profesor titular impartiendo macroeconomía básica y hasta directores de departamento de investigación han llegado a convertirse. Y como bien mencionas, se ofenden cuando cuestionas algo de forma generalizada o le dan poca importancia, todo por haber cumplido un requisito legislativo!

    Saludos!



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