La Senescyt ha emitido un nuevo reglamento que indica que los becarios no tienen la obligación de regresar al país para cumplir con su contrato de beca. Esto ha causado revuelo, especialmente desde el correato, en donde su líder máximo afirma que esto nos sumirá en el subdesarrollo para "seguirnos dominando". En este post quiero presentar evidencia que lo que menciona este individuo y sus adláteres es errado: No existe una fuga de cerebros sino un fenómeno virtuoso en el que el país se beneficia grandemente.
Empiezo citando a Andrés Oppenheimer en su libro "Basta de historias: La obsesión de Latinoamérica con el pasado". Allí, el autor describe lo que ha hecho Chile con su programa de becarios, que surgió con el boom de materias primas de los 2000s (tal como con Ecuador), y a quienes no necesariamente se les exige regresar luego de terminados sus estudios de posgrado:
- No todos los becarios que quieren, pueden quedarse en el extranjero. El mercado de trabajo en EE.UU. es muy competitivo y (a nivel de Ph.D.) no todos pueden conseguir el empleo que desean. Más aún, muchas veces las visas con las que las personas emigran para estudiar no les permiten quedarse trabajando en ese país. Esto indica que aún hay un gran número de becarios que retornan a Ecuador.
- Si un becario encuentra la posibilidad de quedarse, las externalidades positivas que causa en nuestro país son tremendas: contactos internacionales, recursos para investigación, posibilidad de que otros ecuatorianos tengan una puerta de entrada, etc. Por ejemplo, si un becario logra encontrar una posición en una universidad o institución de investigación en EE.UU., puede publicar en revistas académicas con doble afiliación, escogiendo una universidad o institución de Ecuador, llevando estudiantes becados a programas de doctorado, trayendo profesores a dar charlas en el país, etc.
- Dadas las condiciones laborales complicadas en el país, es una pérdida de eficiencia pedirle a un becario que ha conseguido un empleo en el extranjero que regrese a Ecuador a una situación muy probablemente inferior. Reportes indican que hasta 49% de los becarios se encuentran en el país desempleados o subempleados.
- Con la pandemia se ha demostrado que es posible realizar enseñanza a distancia o de manera híbrida, permitiendo a los becarios incorporarse a una universidad y enseñar en ella regularmente, incluso viajando al país para realizar estadías cortas. La ESPOL es pionera en este tipo de enfoque incluso desde antes de la pandemia y lo ha realizado con éxito.
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